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Hoy es el quinto aniversario del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la controversia jurídica de delimitación marítima que el Perú mantuvo con Chile y, como en este lustro nada se ha hecho desde la sentencia, salvo la ubicación del punto exacto del límite marítimo conforme el trazado establecido por la Corte -un impecable trabajo de nuestra Marina de Guerra-, tendré que reiterar las cuestiones que siguen pendientes, porque históricamente somos campeones para dejar para las calendas griegas asuntos centrales que deben ser cerrados completa y definitivamente. Veamos: 

1°. El resultado del litigio produjo una sentencia que fue una victoria jurídica peruana, pero no se crea que exclusivamente por la delegación del Perú -hizo su trabajo con errores producto de los serios temores estructurales en algunos de sus integrantes que nadie los iba a cambiar-, sino por los sólidos argumentos nacionales identificados años antes de la formulación de la demanda, siempre en la idea de que fue una estrategia del Estado, jamás atribuible a nadie en particular. 

2°. El fallo ha sido cumplido totalmente por el Perú. Chile, en cambio, hasta ahora no ha hecho nada. Lo tendré que repetir hasta que entendamos que nuestra diplomacia debe concluir su tarea para que con los años no le señalen desidia o ausencia de carácter como en el pasado. De allí que está pendiente que Chile modifique su cartografía marítima conforme el trazado de la sentencia de la Corte que acabó para siempre con el paralelo de facto y unilateral hasta la milla 200 que impusieron por la fuerza en la zona de la frontera con el Perú. 

3°. Nuestra diplomacia debe mostrar firmeza ante la chilena para que acaben con su política exterior del escamoteo e ir con el Perú, juntos a registrar en la Secretaría General de la ONU, el punto exacto de la ya referida delimitación marítima establecido en la intersección de la proyección del paralelo que pasa por el Hito No 1 con la bajamar, es decir, en la orilla del mar. Nuestra diplomacia no debe ser reactiva como hemos visto recientemente al reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, solamente luego de que EE.UU. lo hiciera.