Ante las evidencias que el coronavirus se está propagando en algunos países a mayor velocidad que en China, su lugar de origen, algunos gobiernos han tomado medidas radicales. En el Perú se estableció el estado de emergencia y la gente ha comenzado a tomar conciencia no solo quedándose en su casa sino también usando mascarillas, evitando los saludos de contacto y tomando distancia. Sin embargo, no todos cumplen ello.

Sabemos que era muy difícil mantener el grado de expectativa del gobierno que dispuso que un aislamiento obligatorio en nuestros hogares. A la imprudencia de algunos que se resisten a cumplir el Decreto de Urgencia por múltiples motivos se une la impaciencia que carcome a otros y que poco a poco se transforma en un obstáculo para lograr el objetivo de contener el virus. “No será necesaria una prórroga si cumplimos con el estado de emergencia, pero si incumplimos y le sacamos la vuelta ponemos en peligro la cuarentena”, dijo el jefe de Estado.

Hemos visto a jóvenes jugado fulbito en losas deportivas, empleados hacinados en una oficina, parejas paseándose en el centro de algunas provincias, muchachos en grupo en las calles con el pretexto que se van al supermercado, entre otros sucesos que violan el aislamiento y aniquilan todas las normas emitidas por el Gobierno. Todo esto no solo grafica una irresponsabilidad sino una falta de respeto que perjudica al resto de peruanos.