Nadie puede saber lo que hay en la cabeza del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien hoy tendrá su primera visita a un país extranjero en calidad de mandatario. Y lo hará precisamente a Washington para reunirse con Donald Trump, el inquilino de la Casa Blanca que más ha maltratado e insultado a sus vecinos del sur a los que incluso, en la campaña de 2016, acusó de llevar droga y de ser “violadores”.

Al “progre” AMLO habría que decirle que con su insólito viaje a la capital de Estados Unidos programado para hoy, está haciendo el papel de tonto útil de Trump, quien lo recibirá con el único propósito de apuntalar su campaña por la reelección, la cual tiene bastante difícil frente al demócrata John Biden, exvicepresidente de Barack Obama, tras el desastroso manejo de la crisis generada por la pandemia de COVID-19.

Trump está buscando el voto latino y que mejor forma de conseguirlo que apareciendo en la Casa Blanca dando la mano y abrazando a AMLO. Algo similar hizo el actual presidente de Estados Unidos en 2016, cuando siendo candidato republicano viajó a Ciudad de México –astuto– para reunirse con el gobernante mexicano de ese entonces, Enrique Peña Nieto, quien también se prestó al juego de quien ya ofrecía levantar un muro en su frontera sur.

Es comprensible en un mundo como el actual que los presidentes de Estados Unidos y México tengan una estrecha relación. Existen decenas de temas para tratar de manera bilateral. Sin embargo, llama la atención que la visita de AMLO, quien se supone que ideológicamente está en la orilla opuesta de Trump, sea justo ahora, en los meses previos a las elecciones estadounidenses. ¿No pudieron juntarse después o hace un año?

Si el estadounidense es reelecto y se queda cuatro años más en la Casa Blanca, su primera acción debería ser llamar al izquierdista AMLO para agradecerle por su “oportuna” visita, de la misma forma en que debió hacerlo con Peña Nieto. El mandatario mexicano es un viejo zorro de la política de su país. Puede ser todo menos un ingenuo o caído del palto. Por eso habría que preguntarse ¿a qué está jugando al hacer campaña para un personaje como Trump?