“Desafortunadas”, “inaceptables”, “impertinentes”, “desatinadas” fueron algunas de las expresiones para calificar las declaraciones del presidente del Consejo de Ministros, Walter Martos, quien puso en el centro del actual escenario político a las Fuerza Armadas , dejando entrever un rol que deben asumir ante una hipotética vacancia presidencial.

La alta temperatura política que prevalece en el Perú en los últimos meses se eleva aún más con este tipo de conjeturas. En una coyuntura política muy fragmentada se necesita tender puentes y no polarizar más.

En buena hora, el Premier precisó ayer que “jamás usaremos a las Fuerzas Armadas en asuntos políticos más allá de su función”, y agregó que sus palabras fueron malinterpretadas. Sin embargo, queda estar atentos.

La respuesta firme ante los cuestionamientos se traduce en un respeto a las normas democráticas. No hubiera sido correcto que el Gobierno, para ponerse a salvo de sus adversarios políticos, intente refugiarse en un ámbito que no corresponde. Eso no solo generaría inestabilidad sino también inseguridad jurídica que pondría en entredicho la confianza en nuestras instituciones, y haría peligrar la reactivación del país en esta grave crisis producto de la pandemia del coronavirus.