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No cabe duda que el gran protagonista de esta semana ha sido el Ministerio Público, tanto por la sentencia de prisión preventiva para los empresarios vinculados al caso Odebrecht, como por el allanamiento de los locales de Fuerza Popular. Más allá de las justificaciones jurídicas detrás de estas decisiones, esto se puede interpretar como una reacción o respuesta ante la acusación constitucional que Fuerza Popular hiciera contra el fiscal de la Nación. No cabe duda que las acusaciones constitucionales no fueron acertadas, sin embargo, tampoco parecen ser acertadas las acciones emprendidas por la Fiscalía.

Esta no es la única relación conflictiva que tiene Fuerza Popular desde que PPK asumió la Presidencia. Todo el país ha sido testigo de la tensa relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, que llevó al expremier Fernando Zavala a plantear una cuestión de confianza que terminó con su destitución. Al igual que la anterior, esta situación tampoco contribuyó a la gobernabilidad, ni a la mejora de la situación del país.

A la luz de los hechos resulta muy difícil comprender la estrategia de Fuerza Popular durante el presente gobierno. Su declarada “oposición responsable con control político”, que debería servir para lograr una importante presencia en las elecciones regionales y municipales del próximo año, para finalmente lograr la Presidencia de la República en el 2021, no parece ser el camino correcto. Por el contrario, lo que la población sin duda comienza a percibir es que FP abusa de su abrumadora mayoría en el Congreso. Lo que es más extraño aún es que parece no tener ningún objetivo claro, y que se la pasa disparando a todo lo que se mueve.

La arremetida contra el Ejecutivo no trajo mayores consecuencias para FP, pues su oponente es débil y pareciera que no tiene vocación de confrontación. Sin embargo, la historia del enfrentamiento con el Ministerio Público parece ser bastante distinta. Las reacciones no se han hecho esperar y han sido mucho más agresivas de lo que cualquiera hubiera esperado. No está claro que hayamos llegado aún al final de este conflicto, por ello nos parece un buen momento para que la más grande fuerza política del país revise sus objetivos y estrategias, si es que lo que busca es tener la Presidencia de un país gobernable en el 2021.