El Perú podría ser una potencia acuícola, como lo es Chile y Ecuador, toda vez que tiene condiciones favorables para su desarrollo no solo en el mar, sino también en las lagunas de la sierra y en los ríos de la selva. Por ello, para evitar la paralización de este sector y las inversiones que se requieren, es necesario establecer reglas estables e incentivos para su desarrollo, tal como los contemplaba la Ley de Promoción Agraria, lamentablemente derogada por el anterior Congreso sin ningún análisis previo.
Al respecto, el Decreto Legislativo 1515 fue un primer intento en corregir este despropósito, al restituir de manera temporal algunos beneficios para el desarrollo de la acuicultura. Sin embargo, este no alcanza para promover la inversión en nuevos proyectos debido a que el plazo de los beneficios es muy corto, lo cual no se condice con los procesos productivos y los tiempos de recuperación de las inversiones.
Por ello, resulta de vital importancia que el Congreso apruebe de una vez por todas el Proyecto de Ley 7766, el cual se encuentra en lista de espera para el pleno desde hace varias semanas.
Por otro lado, se debe generar una normativa específica que permita maximizar la utilización de los recursos cultivados; como, por ejemplo, dando facilidades para el reaprovechamiento de los subproductos o productos intermedios de la acuicultura; así como incrementar la promoción de éstos en los mercados e impulsar la investigación para mejorar la productividad de los cultivos.
Tenemos todas las condiciones para ser una potencia acuícola. Para que ello suceda, debemos evitar que la acuicultura permanezca en un compás de espera.