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El tráfico de pasajeros en aeropuertos del país creció en los últimos meses, en especial el de nivel internacional. Esto es resultado del dinamismo y decisión de empresas por ingresar al mercado nacional para brindar el servicio de transporte y generar competencia a fin de dar oportunidad al usuario de escoger la mejor alternativa para sus viajes.

El año pasado, a mediados de diciembre, la Comunidad Andina, según estadísticas, confirmaba dicha demanda y ponía al Perú en primer lugar con un incremento de 8.7% en relación con el 2017.

Este crecimiento de viajeros, que también se da en los principales destinos del interior, generó un problema en los terminales para el embarque y desembarque de personas, pues quedaron chicos.

La mayoría de los aeropuertos están concesionados y algunas empresas que tienen su control incumplen los contratos, como realizar mejoras y desarrollar ampliaciones que requiere la infraestructura para dar un adecuado servicio a los pasajeros.

El pasado 26 de diciembre, Correo Arequipa advirtió sobre ciertos incumplimientos de la concesionaria del terminal aéreo Alfredo Rodríguez Ballón, el mismo que resulta reducido para el alto flujo de viajeros, tanto los que llegan como los que salen.

Un reciente informe emitido por la Contraloría General ratificaba esa preocupación expresada, siendo preciso en su conclusión: “El Ministerio de Transportes y Comunicaciones y el concesionario no tomaron acciones oportunas para que el aeropuerto de Arequipa cuente con la certificación en el marco de la RAP (Regulación Aeronáutica del Perú), incumpliendo el plazo establecido en el contrato”.

Además, la Contraloría es contundente: “El concesionario no ha adquirido el equipamiento programado para el año 2018, lo que genera atrasos en la ejecución y desarrollo de las obras programadas, afectando la calidad de los servicios para los usuarios del aeropuerto de Arequipa”.

Si se concesionan infraestructura y servicios, lo mínimo es que el Gobierno exija que se cumplan los contratos.