Si creíamos que ya habíamos tenido suficiente con ver al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores a Héctor Béjar, un exguerrillero entrenado en Cuba para la toma del poder por las armas que estuvo preso por sedición y que fue indultado a inicios de los años 70 por el general Juan Velasco para ponerlo a trabajar en su dictadura, habría que echar una mirada a sus afirmaciones conocidas el domingo último a través del programa Panorama.

Días atrás supimos que este sujeto había afirmado que la banda terrorista Sendero Luminoso fue una creación de la Agencia de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) para desprestigiar y dividir a la izquierda a la cual pertenece, como queriendo quitar a sus camaradas la responsabilidad de haber engendrado por cuenta propia unas hordas de asesinos que casi arrasan con el Perú, empezando por las comunidades campesinas de Ayacucho.

Sin embargo, el domingo hemos sabido que este exrecluso convertido en canciller por obra y gracia de Pedro Castillo, cree que el terrorismo en nuestro país fue creado por la Marina de Guerra del Perú. Sí, así como lo lee. Para Béjar, las lacras llamadas Abimael Guzmán y Víctor Polay, y todos los asesinos que los secundaron, fueron obra de la institución de Miguel Grau, de Elías Aguirre, de Enrique Palacios, de Diego Ferré, de Melitón Carvajal, de Manuel Villavicencio y otros ilustres marinos.

Con esto, el expistolero que gobierna Torre Tagle nos quiere decir que los crímenes del vicealmirante Gerónimo Cafferata (Surco), de los contralmirantes Carlos Ponce Canessa (Magdalena) y Juan Vega Llona (La Paz-Bolivia) y de los tenientes Juan Jordán de Vivero y Raúl Riboty Villapando (ambos en Pucallpa) -por citar solo a cinco de los marinos asesinados por el terrorismo-, en el fondo no fueron culpa de Sendero o del MRTA, sino de la propia Marina que les dio vida en un laboratorio. No creo que en la historia del Perú alguien haya cometido una afrenta de este calibre contra una institución como la Marina, que ha sido señalada como la causante de una masacre de peruanos. Acá vemos una consecuencia de haber puesto a nuestro país en manos de esta gente, pese a las advertencias. Sin duda, Guzmán y Polay deben estar burlándose en la cara de sus carceleros en la Base Naval del Callao. Estas hienas son las que mandan hoy gracias a los que votaron por Castillo.