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Es una buena noticia saber que el Ministerio Público, que en un principio salió en defensa de su cuestionada magistrada, ha separado del cargo a la fiscal Karina Toledo Wong, quien fue denunciada por haber dejado en libertad a los dos violadores de una terramoza que incluso confesaron su delito. Si esta funcionaria no fue capaz de actuar con firmeza y con la ley con la mano en un caso tan claro, es evidente que no podía seguir en su puesto.

La separación de elementos que no cumplen con sus funciones en favor de los ciudadanos es algo que debería suceder con más frecuencia en el Poder Judicial y el Ministerio Público, especialmente cuando se ha vuelto muy común la liberación de peligrosos delincuentes que más tarde vuelven a delinquir. ¿Alguna vez se ha botado a un juez o a un fiscal por mandar a su casa a un hampón que más tarde cayó por matar o robar nuevamente?

El sistema de justicia requiere un gran cambio y el primer paso debe ser la expulsión de los magistrados que pasan por agua tibia graves delitos, ya sea por corruptos o por ineficientes. Ahí está el caso de los jueces ayacuchanos que dejaron libre a Adriano Pozo, agresor de Arlette Contreras, o aquellos que hace dos semanas soltaron a miembros de una banda de delincuentes que fueron detenidos por la Policía tras un megaoperativo.

Hace pocos días, hemos visto que no pasó nada con los vándalos que quemaron un patrullero en el Centro de Lima, pese a que algunos ya han sido identificados plenamente. Tampoco pasa nada con los senderistas de grupos de fachada que aún no son procesados pese a las evidencias acumuladas en su contra por la Policía. Jueces y fiscales como los de estos procesos no merecen seguir en sus cargos como tampoco lo merecía la exfiscal Toledo Wong.

Las buenas administraciones del Poder Judicial y del Ministerio Público deberían dejar atrás el espíritu de cuerpo para proceder a sacar a los corruptos e ineficientes que juegan a favor del delito, incluso los más flagrantes como en el caso de la terramoza, para que los peruanos podamos confiar en la justicia peruana. No más magistrados que juegan a favor de la delincuencia y dejan en el desamparo y la indignación a los ciudadanos.

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