Tan solo 13 días después de que se produjera la caída del Muro de Berlín -9 de noviembre de 1989- que significó el fin de la denominada Guerra Fría (1945-1989), proceso y fenómeno de las Relaciones Internacionales que siguió a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y caracterizado por el empoderamiento planetario de los Estados Unidos de América (EE.UU.) y la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.), el 22 de diciembre en un acto sin precedentes para la historia de Alemania y del mundo entero, fue abierta la emblemática Puerta de Brandeburgo, erigida en el siglo XVIII como símbolo del pueblo y tradición germanos, pero que durante el mundo bipolar quedó encerrada en una suerte de tierra de nadie por el muro levantado por las autoridades de la Alemania comunista en 1961. Durante los 13 días que siguieron a la caída del muro y la apertura de la Puerta de Brandeburgo, los habitantes de la República Federal de Alemania (RFA) podían cruzar el muro y, en consecuencia, pasar a la República Democrática Alemana (RDA); sin embargo, la coronación del éxtasis para simbolizar la libertad extremis que les había sido arrancada por la trama de una sociedad internacional ideologizada por los modelos comunista y capitalista, solo pudo consumarse cuando fue abierta la ciclópea construcción inspirada en la Acrópolis de Atenas, un día como hoy hace 29 años.

Tuvieron que pasar casi 30 años para que las nuevas generaciones de alemanes vieran en 1989 a la esplendorosa puerta de 28 metros de altura y 65.5 metros de ancho, que desde ese momento se ha convertido en el epicentro de las celebraciones de la libertad y de la unidad alemana. De allí que cada 9 de noviembre, la sociedad teutona se lanza sobre Brandeburgo para tributar que nunca más proyectos divisionistas sean impuestos en Alemania, y reivindique el objeto de su edificación mandada por Federico Guillermo en la idea de consumar un homenaje a la paz prusiana. En síntesis, la Puerta de Brandeburgo representa para toda Alemania -el Estado más poderoso de la Unión Europea- su unidad contemporánea, pero también la ansiada y no menos memorable reunificación del país.