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“La Compañía Minera Quiruvilca no va más en La Libertad” podría ser un título cualquiera de una noticia cualquiera. Pero no, no es una información más. Se trata de una empresa que quebró y ha dejado sin empleo ni pagos a trabajadores -en su mayoría pobladores de este distrito ubicado en la provincia de Santiago de Chuco- y a proveedores. Se viene una convulsión social.

Los efectos sociales y ambientales son de terror. A las miles de familias que no tendrán de dónde proveer a sus hijos, se le suma otro problema igual o peor: la contaminación de sus suelos. Y es que dicha compañía ha dejado la puerta abierta para que mineros informales -según me cuentan, unos 2000- se asienten a depredar todo lo que queda.

Se presta para que los agitadores empiecen a meter en las cabezas de los pobladores que la mina no solo contamina, sino que también “cabecea”. Por lo tanto, el mensaje es que si una empresa formal puede hacer eso con sus trabajadores, las otras pueden seguir el mismo camino.

Esa mina no solo daba trabajo a los pobladores, sino que se encargaba de pagar servicios, como la contratación de profesores y de médicos del centro de salud de la zona. Será el Gobierno Regional de La Libertad el que asuma este pasivo, ¿y el resto? Al parecer, el área de conflictos sociales de la Presidencia del Consejo de Ministros todavía no toma cartas en el asunto.

Ayer nomás hubo un bloqueo de la carretera de penetración a la sierra, precisamente por donde también pasan otros vehículos con minerales de otras empresas que nada tienen que ver en el problema; pero que terminarán por pagar si es que el problema no se atiende lo antes posible. ¿Qué espera el Gobierno para intervenir y formar una junta de acreedores?