Si bien ahora la mayoría del Congreso ahora exige explicaciones sobre por qué no se dio la tan mentada reunión bilateral entre Dina Boluarte y su homólogo estadounidense, Joe Biden, ese mismo Congreso ha renunciado a su función fiscalizadora porque no le interesa romper el status quo. Entonces, es de esperar que todo el ruido que salga de la plaza Bolívar en los próximos días no quedará en más que una pataleta para las cámaras.
Olvida el Congreso que Dina Boluarte y el pleno del Consejo de Ministros continúan en el poder porque la mayoría del legisladores no quiere perder su curul ni las gollerías y la cuota de poder que trae ocupar uno de esos 130 asientos.
Lo peor de todo este status quo es que solo beneficia al Ejecutivo y al Legislativo pues mientras unos viajan a tomarse fotos (porque eso fueron los dos últimos periplos presidenciales) y otros se dedican, en su mayoría, a dar leyes que solo los benefician a ellos, la economía cae, los inversionistas se van y la ciudadanía sufre por la inseguridad ciudadana.
Boluarte, suelta de huesos dijo en EE.UU. que “el Perú está en paz” y eso no es cierto. Lo que usted llama paz, señora presidenta, son los millones de peruanos concentrados en sobrevivir en un país donde los sueldos no alcanzan y quienes salen a la calle no saben si regresarán a sus casas o serán víctimas de la delincuencia. El Perú en este momento, señora presidenta, no está en paz, está en una calma chicha que se romperá más temprano que tarde y se desatará una tormenta que usted ni nadie podrá controlar.