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Ayer fueron allanadas por el Ministerio Público las casas de los exministros fujimoristas Jaime Yoshiyama y Augusto Bedoya, luego de que Jorge Barata dijera que en el 2011 les entregó 1 millón 200 mil dólares para la campaña de Keiko Fujimori. Si el fiscal de lavado de activos José Pérez cree que podrá encontrar algo valioso en esas viviendas siete años después de la supuesta entrega del dinero sucio, es de esperarse que así sea y que sirva para sustentar lo afirmado por el brasileño.

En lo personal, dudo mucho que en casas particulares puedan quedar evidencias de la entrega de dinero por lo bajo para una campaña electoral. Sin embargo, si el Ministerio Público cree lo contrario, no sé por qué se demora tanto en ingresar con autorización del Poder Judicial a las propiedades de Susana de la Puente, Nadine Heredia y Luis Alva Castro, personajes que también han sido mencionados por el corruptor brasileño interrogado la semana pasada en Sao Paulo.

Al día siguiente del interrogatorio a Barata, el Ministerio Público ingresó a la sede de la Confiep, en San Isidro, buscando rastros del pago que dice haber hecho Barata también en el 2011, y ahora a las propiedades de Yoshiyama y Bedoya. Meses atrás también llegó, con el fiscal Pérez a la cabeza, a las dos sedes de Fuerza Popular, buscando evidencias sobre los muy sospechosos “cócteles” de recaudación de fondos que se hicieron en el pasado.

Ollanta Humala y su esposa mucho se quejan del sistema judicial. Dicen que los han tratado con suma dureza. Sin embargo, a ellos jamás se les allanó su casa, pese a que en las célebres agendas de la ex primera dama se dejaba claro que tenían mucho dinero de origen inexplicable en bolsos y cajas. ¿El Ministerio Público lo hará ahora para ver si ha quedado algún billete de dólar pegado en el fondo de una maleta Crepier o en otra?

Si se trata realmente de encontrar pruebas para corroborar lo dicho por Barata a fin de empapelar con sustento a los culpables de esta trata de reparto de dinero sucio, está bien que se hagan estas diligencias con todos los señalados por el brasileño, y sin mayor pérdida de tiempo. Sin embargo, tengo dudas de que todo esto sirva de mucho, por el tiempo transcurrido y, sobre todo, porque el dinero dado en efectivo por lo bajo jamás entrega factura.