Desde, hace varios días colegas maestros, me vienen pidiendo que escriba 4 o 5 cosas que deben ser parte de la mirada y gestión urgente del ministro de Educación, en un marco de pluralidad y apertura.

En primer lugar, considero que la prioridad es el “regreso seguro, pero viable de los estudiantes de la escuela pública y privada a las clases presenciales en marzo del 2022″. Y para ello el distanciamiento social no debiera ser mayor a un metro, con las medidas de bioseguridad y con un mínimo de 5 a 6 horas de clases diarias .En el caso de los colegios privados debieran tener autonomía para el número de horas diarias.

Es importante ratificar los contratos de los docentes -pero convocando al mismo tiempo un nuevo concurso de nombramiento previa revisión de su validez y confiabilidad- con un cronograma que permita nombrar a los docentes a partir del primero de agosto del 2022. Al mismo tiempo, fomentar una Ley para que estos concursos de nombramiento sean anuales hasta el 2026. No puede ser que cerca del 50% de maestros en actividad sean contratados.

Igualmente, declarar en emergencia la infraestructura educativa por 5 años, reformando totalmente el PRONIED cuya gestión es crónicamente deficiente; reorganizar el Minedu restituyendo la dirección de Tutoría y Bienestar socio-emocional; no ideologizar el currículo y la educación; y convocar a buenos maestros al Minedu con experiencia en gestión pública.

Finalmente, apoyar el fortalecimiento de la Sunedu y mantener la denegatoria de las universidades no licenciadas. Poner atención a los estudiantes afectados, pero también impulsar una reforma educativa completa e integral favoreciendo el talento docente y de investigación con mejores haberes; dotar de espacios, medios educativos y conectividad; y poner atención a la gobernanza de las universidades con “real autonomía y calidad “. Desde luego, apostar efectivamente por la universidad pública.