La Novena Cumbre de las Américas realizada del 6 al 10 de junio del 2002 en Los Ángeles, Estados Unidos, fue una de las más deslucidas por la ausencia de varios jefes de Estado, en respuesta a la actitud de los Estados Unidos de no invitar a Cuba, Nicaragua ni Venezuela.

El presidente mexicano Andrés López Obrador fue el primero en anunciar su retiro de la Cumbre, protesta a la que se sumaron presidentes de Bolivia, Honduras y otros países.

El presidente del Perú, Pedro Castillo, durante su intervención del 8 de junio, mostró un afán de colocarse como aliado de los Estados Unidos, felicitó al presidente Joe Biden por la convocatoria a la cumbre y terminó su intervención con la frase “América para los americanos”.

Tal frase, pronunciada en 1823 por Monroe, entonces presidente de los Estados Unidos, se entendió como una proclama contra el colonialismo europeo y la amenaza de la restauración monárquica en Europa y la Santa Alianza, tras las guerras napoleónicas.

Años después, esa frase se convertiría en símbolo de la política imperialista de los Estados Unidos, cuando consideraban a América Latina como su “patio trasero” o zona de exclusivo dominio. Panamá, Chile, Honduras, Guatemala y Argentina, la sufrieron directamente, entre otros.

La frase pronunciada por el presidente Castillo nos advierte sobre la actual política exterior peruana, que estaría dejando de lado la tradicional independencia y anticolonialismo mantenida por nuestra Cancillería de Torre Tagle, para sumarse a los intereses de Estados Unidos, tras Ucrania en la guerra con Rusia, e interesado en bloquear la entrada de intereses económicos de China en nuestros países, así como derrotar militarmente a Rusia. Estamos advertidos.