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La polémica viene desde hace mucho, no es reciente; pero se revive cada vez que un personaje mediático, popular para el público, es el centro de un informe periodístico en el que se pone en evidencia situaciones de su vida privada que expuso aunque no buscó difundir.

Algunos afirman que cuando una persona traspasa los límites de lo privado no existe respeto que valga; hay libertad para difundir imágenes y situaciones poco santas. Otros piensan lo contrario: que solo se puede informar sobre hechos vinculados a un interés público; y que la vida particular y el derecho a la intimidad de una figura del espectáculo y del deporte no tiene discusión, y la ley lo ampara.

Aquí es donde encontramos a Pedro Loli y a Pedro Gallese en medio de la controversia. En estos momentos, no solo comparten el nombre, sino también el escándalo en el que están envueltos debido a los ampays del programa "Magaly TV, La Firme" de la semana que termina.

El primero, video de por medio y luego con declaraciones de varias jovencitas que lo acusan de relaciones furtivas, provocó una crisis de tal magnitud en su relación matrimonial que al parecer esta ya pasó a mejor vida. El segundo, detalles más, detalles menos, también corrió la misma suerte y por la misma razón.

Lejos de los juicios de moral, pero sí reafirmando que cada quien es responsable de sus actos y de las consecuencias de estos, habría que recordar a la luz de los acontecimientos especialmente a estas figuras que son ídolos para millones de una realidad palpable.

Hoy, celular en mano, todos somos potenciales generadores de "ampays", al margen de los reporteros que se han especializado en estar detrás de los "famosos" y cuyo oficio merece una especialización.

Actualmente, en la calle, en un restaurante, en una discoteca, saliendo de un grifo o de un hotel, una cámara está al acecho e incluso no necesitas de un canal de señal abierta para que en segundos las imágenes se suban a la red y consigas lo que buscabas. Hoy, en pleno siglo XXI, todos estamos expuestos a ser vulnerados, y nosotros mismos muchas veces contribuimos con eso y caemos redonditos.

Si bien hombres y mujeres tenemos total libertad de usar las redes sociales para lo que creamos conveniente, no es prudente usar los mensajes en privado para comunicarte con gente que no conoces y que pueden usar lo que escribiste para el chantaje o simplemente para que alguien quiera salir del anonimato.

Lo hemos dicho muchos veces: nadie exige a los personajes del espectáculo y del deporte que sean ejemplos de la moral y las buenas costumbres. Hay grandes figuras en ambos rubros cuya grandeza fue de tal magnitud como sus excesos, pero lo ideal es que ello no sea así.

A quienes nacieron con talento y luego la vida les dio la oportunidad de desarrollarlo con éxito bien les vendría que unas horas al día se dedicaran a analizar lo que tienen, sus privilegios y todo lo que han conseguido.

Algo deben sacrificar: lamentablemente su anonimato y cosas que el común de los mortales hace porque a nadie le interesa. Recuérdenlo siempre.