Cuando en junio de 2016 Pedro Pablo Kuczynski ganó la Presidencia, dos meses después de la primera vuelta electoral en que el fujimorismo consolidó una aplastante mayoría parlamentaria, quedó claro que el Mandatario, sus ministros y el Poder Ejecutivo en general tendrían que ganarse el apoyo de la calle y de los ciudadanos de a pie para que ese respaldo popular sirva de contrapeso a la bancada “naranja”, que tiene la sartén por el mango en el Congreso.

Sin embargo, en los últimos 13 meses hemos visto a un gobierno dedicado a perder esa aceptación, que fue mayoritaria en un inicio y que se reforzó con la buena reacción inicial que tuvo a fines del último verano ante los desastres generados por El Niño costero. El primer y más elemental consejo que se le dio al Ejecutivo, de ganarse la calle para que la legítima mayoría “naranja” lo piense dos veces antes de ser frontal con el régimen, fue dejado de lado.

Ahí está el mal manejo del caso del exasesor Carlos Moreno, el “psicosocial” de la ministra de Salud por el dengue, el sospechoso interés por sacar adelante el proyecto Chinchero, la lentitud para traer a Toledo, la falta de operadores políticos, los deslices verbales del Mandatario, el manoseo del indulto a Fujimori, la ausencia de cuadros para los ministerios, la designación de Fiorella Molinelli en el gabinete y el pésimo manejo de la huelga docente, entre otros hechos.

Hoy tenemos un elemento adicional: la surrealista pelea entre el premier Fernando Zavala y parte de la bancada del partido de gobierno, con lo que queda claro que no hace falta que el fujimorismo o la oposición en general metan cabe a la administración del presidente Kuczynski para complicarla. Le bastan los pasadores desatados de sus propios zapatos para tropezar y tambalearse. ¿Con esas señales de caos y debilidad quieren que la gente los apoye en las calles?

Mal hace el Gobierno al culpar de sus pesares a la oposición cuando el lío está en casa, no en la vereda de enfrente. Que tenga en cuenta que le faltan cuatro años y que si no puede poner orden en su propia bancada, algo definitivamente está muy mal. La mirada para corregir los errores que se traducen en la letal pérdida de apoyo ciudadano debe ir hacia adentro, pero de una vez, pues el país necesita avanzar y solucionar problemas graves.