Ha pasado una semana desde que la noche del 14 de agosto un silencioso sismo de 5.2 grados golpeó los pueblos del Colca y en cuestión de segundos destruyó las viviendas de los distritos de Ichupampa y Yanque, afectó ocho iglesias coloniales, además de dañar vías de comunicación y canales de regadío.
Las cifras de los estragos dejados por este movimiento telúrico son terribles, en especial por la muerte de cuatro personas y los más de 60 heridos que se registraron. A esto se suma que el turismo fue el sector más afectado. En los últimos años, dicho rubro se convirtió en la principal actividad económica de la provincia de Caylloma y sus distritos, los cuales con el atractivo del valle del Colca se convirtieron en los principales sitios obligados para ser recorridos por los turistas que en gran número llegan a los lugares durante todo el año.
Lamentablemente, ocurrió el sismo en una fecha con alta afluencia de visitantes, esto gracias a la agresiva campaña de promoción desplegada por Autocolca, aprovechando su danza del Wititi, recientemente reconocida por la Unesco, y las oportunidades que ofrece cada uno de los distritos de Caylloma.
Sin embargo, tras la tragedia sufrida, la solidaridad de Arequipa volvió a relucir, pues de manera espontánea, campañas de ayuda se registraron en diferentes provincias, donde familias enteras llegaron a los locales de acopio con su donativo, sumado a ello la participación de la empresa privada e instituciones benéficas.
El único objetivo era apoyar a los damnificados del valle del Colca. La última semana fue una prueba para que los arequipeños se pongan de pie y se unan, como siempre lo han hecho, ante las grandes tragedias que dejan los terremotos.