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Más allá de lo que suceda con el proyecto cuprífero Tía María, el cual dudo que pueda concretarse al menos en el corto y mediano plazo debido a la conflictividad que genera y a la debilidad del Gobierno para estos asuntos, Es difícil de creer que una región como Arequipa tenga como máxima autoridad a Cáceres Llica, quien en los últimos días ha mostrado su verdadero rostro al lanzar un ultimátum y amenazas, incluso contra el presidente Martín Vizcarra.

Se trata de un gobernador, un funcionario público, que se da el lujo de pretender poner contra las cuerdas y de incluso responsabilizar, por anticipado, al jefe de Estado, en caso haya muertos en las protestas que se llevan a cabo en el Valle de Tambo y que son azuzadas por congresistas de izquierda como Marco Arana, quien en el pasado ya hizo lo suyo para frustrar el proyecto Conga, en Cajamarca, cuya cancelación aportó en gran parte a la actual pobreza de dicha región.

Es difícil de creer que una región como Arequipa tenga como máxima autoridad a Cáceres Llica. Habría que preguntarse qué tanto puede hacer este personaje, que sale a amenazar y señalar desde el propio Congreso, por la educación, la salud y el transporte con los recursos públicos que maneja. Una cosa es comportarse como un agitador ante las cámaras, y otra muy distinta hacer obra y gestión en una región con tantas necesidades.

Es una lástima que la región Arequipa se haya equivocado al elegir a Cáceres Llica, tal como años atrás los cajamarquinos metieron la pata al darle su voto a Gregorio Santos y a Arana, aunque hay muchas dudas sobre el acceso de este último al Congreso. Los del sur corren el gran riesgo de quedarse sentados lamentando su pobreza mientras en el suelo tienen acumulada una gran riqueza que bien podría ser explotada respetando el ambiente.

El proyecto Tía María puede salir o no. Eso está por verse. Lo cierto es que en los próximos tres años y medio Arequipa estará en un callejón oscuro que le dificultará afrontar sus principales problemas. Ojalá me equivoque, pero por lo visto hasta ahora, es difícil suponer que Cáceres Llica será capaz de dejar de lado la baja política que viene haciendo, tras algunas denuncias por abuso sexual, para asumir su verdadera responsabilidad de gobernar y generar bienestar.