La semana pasada, el país fue testigo del accionar de las rondas campesinas, debido a que integrantes de estas agrupaciones secuestraron a unos periodistas en Cajamarca. Por medio de amenazas, lograron que estos últimos cambien la versión de su informe periodístico sobre la investigación de las “gestiones” que realizaba la cuñada presidencial.

Pero lo ocurrido esta semana con la detención del colaborador eficaz del caso que involucra al señor Castillo y a su entorno más cercano ha encendido las alarmas sobre la instrumentalización de la estructura de poder para amenazar, amedrentar y atemorizar a opositores y a personajes considerados “incómodos” por este gobierno. La utilización de la PNP y del servicio de Inteligencia para hacer seguimiento al colaborador eficaz Zamir Villaverde es ilegal y se desarrolla en el fangoso y sombrío hábitat gansteril y está al margen del estado de derecho. Al respecto, el enmudecimiento de las ONGs, los caviares y los “notables” sobre esta grave situación es repugnante y solo demuestra la falsedad de los valores que enarbolan.

Lo sucedido es sumamente grave, porque evidencia lo que habíamos denunciado anteriormente: la captura del poder por una banda comunista que busca saquear los recursos nacionales y asegurar su perpetuidad.

La campanada de alerta ya sonó. No existe duda sobre el accionar delincuencial y lumpesco del gobierno. Así empezó la dictadura castrista en Cuba y la chavista en Venezuela, neutralizando a la oposición y normalizando lo ilegal. Es por ello que urge la asociación de los sectores democráticos, no sólo para convocar marchas y mítines, o hacer tendencias en redes, sino también para articular una coalición política partidaria social, porque la situación está por salirse de control. ¡Luego será tarde!