El ranking mundial de las universidades más jóvenes publicado por “Times Higher Education 100 Under 50 rankings 2015” muestra lo siguiente: al lado de universidades tradicionales de países como Estados Unidos, Inglaterra y Europa Central, con una larga historia de trabajo universitario e investigación científica y tecnológica que los llevó a liderar la educación, ciencia y tecnología mundial hasta hace unas tres o cuatro décadas, aparecen nuevos polos de desarrollo educativo que seguramente se harán más fuertes con el paso del tiempo. Australia, los países nórdicos (Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca) y los asiáticos emergentes (Cora del Sur, Japón, Taiwán, Singapur y las colonias inglesas en China -Macao y Hong Kong-). Todos ellos tienen en común haber transitado de sociedades rurales agrícolas pobres hacia urbes modernas en las que domina el hightech como producto de una premeditada decisión de sus gobiernos de hacer de la educación, ciencia, tecnología y desarrollo de patentes una prioridad nacional.
El caso australiano es de singular interés, ya que tiene 16 de las 100 universidades emergentes más notables del mundo como producto de una decisión gubernamental de hacer de la educación australiana un activo estratégico descentralizado, promover los altos niveles de investigación científica y convertir la educación superior en un polo de atracción para estudiantes extranjeros.
Hace tiempo vengo sugiriendo a gobernantes y empresarios peruanos crear una universidad # 1 del mundo en estudios de biodiversidad como bandera de nuestro avance científico. ¿Por qué no?