Mientras Edwin Oviedo trata de sacar a flote a la selección peruana de fútbol, en la región Lambayeque, la tierra donde se hizo conocido por el manejo de las azucareras y del Juan Aurich, su nombre es sinónimo de protesta. Sus empleados llevan 48 días de huelga y las quejas han cobrado su primera víctima mortal, mientras la Policía solo marca las acciones con la mirada.

Los trabajadores de Tumán y Pomalca, dos empresas que maneja el grupo empresarial del dirigente deportivo, exigen la salida del Grupo Oviedo por la presunta mala administración de ambos ingenios azucareros, como la baja remuneración de los obreros. Ellos reclaman la presencia de Edwin Oviedo, aunque este solo tenga la mente puesta en la pelota.

Entre este pleito de la masa trabajadora y la patronal, llama la atención el accionar de la Policía. Ayer, un grupo de maleantes -no se le puede llamar de otra manera a la gente que se cubre el rostro- que cuida la puerta de ingreso de las azucareras atacó a un periodista, pateándolo en el suelo y arrebatándole su cámara, ante la mirada de los agentes del orden que están a disposición del Grupo Oviedo.

Al respecto, el general de la Policía en Lambayeque, Clúber Aliaga, debe responder si por encima de la integridad de las personas está el interés del empresariado. ¿Acaso el accionar de los policías no es preservar la seguridad en la vía pública? Este ataque de los delincuentes que cuidan las azucareras debió ser contrarrestado por los efectivos del orden y no solo ser simples espectadores.

Ojalá no haya más sangre derramada, que el Estado, a través del Poder Judicial, el Ministerio Público y la Policía, cumpla su papel de devolverle la tranquilidad a los ciudadanos, las otras víctimas de todo este enredo empresarial.