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Si usted, amigo lector, ha quedado sorprendido por la decisión del juez Carhuancho al imponer prisión preventiva por 18 meses a los cuatro pesos pesados de las empresas consorciadas con Odebrecht, que supuestamente tenían mucho poder, entonces no está preparado para ver lo que se viene.

Resulta que el corrupto más grande de los últimos tiempos, me refiero a Barata -solo comparado a otro corrupto extranjero como fue Henry Meiggs-, ha sido aceptado como colaborador eficaz por el Poder Judicial peruano. Entonces, ahora va a cantar sus mejores canciones.

Tiene que poner en evidencia, y con pruebas, a todos los que han participado en este festín de coimas y sobornos.

El Ministerio Público y el Poder Judicial tienen una gran oportunidad para reivindicarse frente a la historia y poner tras las rejas a tanto sinvergüenza que ha lucrado con los dineros públicos, sin importar si el corrupto es poderoso o no.

La corrupción, ese mal que pareciera que lo tienen todos los que administran fondos públicos, debe desaparecer poco a poco. Somos un país con muchos recursos y posibilidades de ser una potencia, pero para esto debemos separar la paja del trigo.

El Poder Judicial ha dado un gran paso. Esperemos que no solo sea para contentar a la platea, sino el comienzo de un gran cambio, y que los próximos arrestos sean pronto y que este mensaje sea muy claro para aquellos que pretenden servir al país y no servirse de este.