Hoy recordamos 118 años del nacimiento del eminente hijo de Tacna, Jorge Basadre (1903-1980). En nuestra hora de aciagos por la pandemia del Covid-19, recordemos lo que dijera nuestro mayor historiador de la República: “Toda la clave del futuro está allí; que el Perú escape del peligro de no ser sino una charca, de volverse un páramo o de convertirse en una gigantesca fogata. Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos” (En “La Promesa de la Vida Peruana”, 1958). La desidia por no contar hasta ahora con camas ni oxígeno para cubrir la enorme demanda de peruanos contagiados que siguen muriendo por no tenerlas -lo que es totalmente evitable-, es sencillamente imperdonable y criminal. Junto a esta frustrante circunstancia, está la ineludible realidad de que no compramos las vacunas a tiempo y hasta las quejas porque la distribución del primer lote que llegó al país el último domingo, no se ha hecho con criterio de equidad, promoviendo resentimientos, perfectamente evitables. La única verdad es que no estamos organizados porque jamás hemos cultivado una sociedad educada y con prospectiva, capaz de armonizar su vida nacional con políticas de Estado. Como Basadre, antes Manuel González Prada (1844-1918), criticó ferozmente a nuestras autoridades durante la guerra con Chile, tildándolas de negligentes y mediocres pues otra hubiera sido aquella historia, si hubiésemos sido previsores. Con la muerte diaria de tantos peruanos estamos de luto permanente y deberíamos prescindir de los aplausos, reconocimientos y condecoraciones de vivos en el ámbito del aparato del Estado hasta que todo realmente pase o sea controlado. En estos momentos difíciles, en cambio, vivamos a la Patria más intensamente que nunca, sin poner piedras en el camino, pero diciendo siempre la verdad y de frente, porque el Perú es más grande e importante que los pocos “...podridos...”, que son los corruptos, y con ellos, los arribistas, anarquistas y extremistas, y todos ellos juntos, convertidos en la mayor lacra del país. Para que la Patria no se pierda -lo que tanto preocupaba a Basadre-, hagamos la profunda revolución educativa que hasta ahora nadie ha querido hacer.