Se me dibuja una sonrisa en el rostro cada vez que veo a cierto sector esperanzado en un deslinde, rompimiento, o como quieran llamarlo, de Pedro Castillo con Perú Libre. Cada crisis de este Gobierno revive ese ánimo y solo me queda decirles: ¡qué ingenuos son! Pero esta ingenuidad recurrente no puede trasladarse al Congreso de la República.

Desde que se otorgó la confianza al Gabinete Bellido, advertí que la “buena voluntad” del Congreso sería traicionada. La subordinación de “Puka” a Vladimir Cerrón es absoluta y no necesitábamos de un chat de Whatsapp para confirmarlo. Quizás, los que aún creen que este Gobierno puede sobrevivir sin Perú Libre necesitan de estas “revelaciones” para reforzar sus teorías, pero lamento decirles que les van a pinchar ese globo.

Retomo lo del Congreso, porque me preocupa que las bancadas se dejen adormecer por esta narrativa del policía bueno y malo, de que con la eventual salida de Bellido o Maraví (que no va a ocurrir) se solucionarán todos nuestros problemas. A esto se suma ver a Maricarmen Alva ir a Palacio y que a su salida diga que Castillo le ha dado su palabra. Solo faltó que diga “palabra de maestro”.

Las ingenuidades y exceso de confianza nos van a pasar factura pronto. Por un lado, tenemos a un Castillo mudo y falto de liderazgo y por el otro un Congreso taimado. El único que sigue ganando en este contexto es Cerrón, ubicando a sus lacayos en puestos claves como Indecopi, embajadas, todo dirigido desde la PCM, con su principal subordinado Guido Bellido. Si necesitaban ver un chat para convencerse de que estos delincuentes son capaces de destruir a sus propios aliados, bien, pero reaccionen de una vez. Cada día que pasa esta mafia se fortalece, se ramifica en el aparato estatal y cuando creamos que se han ido, no se habrán ido del todo.