GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Martha Chávez, que no es santa de nuestra devoción, dijo a Perú21 que no fue acertado incluir nuevos rostros (en Fuerza Popular) que resultaron un tiro al aire. Yo acotaría que varias caras viejas, como Héctor Becerril, también han llevado a la población a arrepentirse de haberle dado mayoría al keikismo en el Congreso de la República.

Ojalá que estos especímenes, ya sea en elecciones generales adelantadas -como plantea el presidente Vizcarra- o en el 2021, como se cierra el fujiaprismo, entren en extinción y nunca más los veamos ocupando una curul para honor y gloria de nuestro héroe máximo, Miguel Grau, quien también fue parlamentario (diputado por Paita).

¿Cómo es posible que este lenguaraz señor -hablo de Becerril-, en verdad una ametralladora disparando sandeces, se gaste tremenda pachotada contra la ministra de la Mujer, Gloria Montenegro, a sola cuenta de una crítica hacia el presidente del Congreso por su apego a la tienda “naranja”?

“Ministra, trabaje y deje de hacer el ridículo, cuide sus rodillas, aunque ya debe estar acostumbrada a la genuflexión”, escribió el representante de Lambayeque, aunque nació en Amazonas. Montenegro no se quedó atrás y le soltó una descarga: “Por muy experto que usted sea en genuflexiones ante la corrupción, su opinión, como a todo el país, nos llega! Usted siga exigiendo su porcelanato!”. Toma, mientras.

Estamos ante una ofensa a una mujer, a una congresista y a una ministra, y no hay alegatos que la resistan. La pregunta es: ¿y dónde están las legisladoras que tanto se rasgan las vestiduras frente a casos mediáticos de violencia contra la mujer y que acarrean cámaras de televisión? Digo.