GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

En el Bajo Piura y en el campo del norte, en general, la comida tiene sus peculiaridades. Entre ellas la abundancia, de forma que el estilo gourmet no funciona, no se entiende algo que no desborde el plato. Salvando las distancias, eso es lo que está pasando con las defensas ribereñas. Los responsables de la reconstrucción, no contentos con las mecidas que datan del último fenómeno de El Niño, ahora salen con que quieren consolarnos con unas bolsitas plásticas a modo de defensas contra los desbordes del río. Las llaman geomembranas, cambiándole el nombre como sucede con los platos gourmet, por eso es que desde ayer los pobladores optaron por el delito que consiste en bloquear las carreteras en esa zona de Piura. Aceptar paliativos (bolsas en vez de defensas de verdad) es claudicar ante el gobierno central, que ya lo hizo con los anteriores gobernadores y alcaldes de Piura. Ya nos la hicieron con la movidita de tierras del cauce (descolmatación): negocio y ganancia de pocos y perjuicio de todos. Los piuranos tenemos esa fama de cojudones gracias a que nuestras autoridades ceden para congraciarse con el centralismo. Algo les darán u ofrecerán porque sabido es que amor con amor se paga. Lo mismo ocurre cuando la administración regional está hipotecada a un partido político; es decir, bajo los intereses de una candidatura presidencial, que, por legítima y democrática que pueda ser, no tiene los intereses de una institución como el gobierno regional. Mal negocio hace el cacique de la raza diferente porque su probable candidatura cargará con el pasivo de su protegido, que hasta ahora solo ha mostrado su talento para no saber escoger gerentes y colaboradores y para introducir el acoso sexual en las instalaciones de la sede regional, cosa de la que no ha tenido noticia antes.