El gobierno declaró en emergencia los 11 distritos de Madre de Dios, donde en sus ríos se han vertido más de 3000 toneladas de mercurio en los últimos 15 años. Ello, gracias a la minería ilegal, esa que usa dragas. El 41% de la población de Madre de Dios está expuesta al mercurio. Se calcula que cada año se extraen 18,000 kilos de oro, que más de 100,000 personas trabajan entre la minería informal y la ilegal, y que esta produce alrededor de 2000 millones de dólares al año, desplazando al narcotráfico como la principal actividad ilícita en el Perú. Esta no es pequeña minería.
La minería informal y la ilegal se desarrollan fuera del marco de la ley, con terribles consecuencias. Se lleva a cabo en zonas donde no existe presencia del Estado, donde quien manda es a quien se le teme. Territorios sin autoridad, sin Estado de Derecho, donde se han generado pueblos informales que unos cuantos años atrás no existían. En ellos cientos de carpas de plástico esconden detrás de bares en condiciones infrahumanas a mujeres y niños forzados a la prostitución. Los mineros prefieren tener sexo con niños, porque tienen menos posibilidades de estar infectados con enfermedades venéreas. La falta de autoridades facilita el tráfico de personas, la esclavitud y la prostitución infantil. La minería informal trabaja sin estándares mínimos y no cuenta con registros de trabajadores, con lo cual estos pueden desaparecer sin que nadie se entere. Las violaciones sexuales, las peleas y las muertes son cosa de todos los días. Entre enero y marzo, la minería ilegal en Madre de Dios ha convertido 130 hectáreas de bosques en lagunas de fango marrón cubiertas de residuos químicos.
La minería informal se rodea de ilegalidad desde el acceso a los bienes de capital (dragas) y los insumos que utiliza (gasolina, mercurio, cianuro), hasta la comercialización del mineral, que debe ser blanqueado a través del mercado formal. Según la SBS, en 2014 setenta empresas formales habrían exportado 2900 millones de dólares en oro de procedencia ilegal.
El proceso de formalización impulsado por Pulgar Vidal ha sido un fracaso, como sostiene De Soto. Es necesario buscar alternativas que promuevan la formalización, pero que protejan a los pobladores y el medio ambiente. Esta semana en la Comisión de Energía y Minas se impulsó la aprobación de un informe que autoriza el uso de dragas para la minería artesanal. La formalidad y el desarrollo no se logran parchando normas.