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A las pocas horas de la lamentable e indignante muerte de Juanita Mendoza tras ser quemada delante de su hijo por su excuñado en Cajamarca, el presidente Martín Vizcarra señaló a través de su cuenta en Twitter que se usará toda la fuerza del Estado para luchar contra la violencia de género. Sin duda es un mensaje bienintencionado. No obstante, dudo que muchos peruanos crean que este ofrecimiento pueda cambiar las cosas, al menos en el corto y mediano plazo.

Tengamos en cuenta que uno de los pilares sobre los que descansa la lucha contra este tipo de violencia es el sistema de justicia, el cual parece que no tiene la menor intención de ser reformulado para que actúe oportunamente y con la ley en la mano. Ejemplos hay muchos, como el caso de Arlette Contreras, cuyo agresor está libre, o el de los violadores que atacaron dentro de un ómnibus interprovincial a una terramoza, que en un principio fueron dejados libres.

Ayer en Correo hemos publicado unas cifras proporcionadas por la Defensoría del Pueblo que son de espanto. De los 18 casos de mujeres que en menos de un año han sido atacadas con fuego por sus parejas o personas cercanas, ninguno hasta el momento ha motivado una sentencia. A lo mucho, estos sujetos tienen prisión preventiva, pese a la gravedad de los hechos y a lo obvio e irrefutables que han sido sus delitos. ¿Podrá cambiar esto con las buenas intenciones del Mandatario?

Además, qué podemos pedir a los jueces y fiscales si todos son nombrados por una entidad como el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), que desde hace tiempo emana un fétido olor. Los audios difundidos el sábado último por IDL-Reporteros son de escándalo. Claro, ahora los implicados, como buenos abogados que son, dirán que las conversaciones fueron grabadas ilegalmente, con lo que todo el lío quedará en nada.

Es difícil ser optimista ante casos como los que se ven casi a diario y al conocer la reacción de un Estado a través de un sistema de justicia para el olvido. Lo vemos desde hace años con la delincuencia común y hoy ante la alarmante ola de violencia contra la mujer de la que somos testigos. El presidente Vizcarra, como jefe de todo el Estado, tendría que trabajar muy a fondo para mostrar resultados en tres años. Ojalá lo logre con la ayuda de todos.