Con el demagógico ultimátum lanzado por el presidente Martín Vizcarra a las clínicas, en el sentido de “expropiarlas” si no adecuaban sus precios a lo que planteaba el Estado, ha quedado claro que el mandatario no puede llevar a cabo su gestión si es que no crea un enemigo al cual golpear para dar la sensación de que es un hombre decidido y capaz de romper los huevos para hacer tortillas si de por medio está, supuestamente, el bienestar de los peruanos.

Lo vimos contra los fujimoristas y apristas en el lamentable Congreso anterior, también frente a los nauseabundos actos de corrupción cometidos en el marco del caso “Lava Jato”, y por miembros del sistema judicial (“Cuellos blancos”), pese a que esto último debía estar en manos de jueces y fiscales y no del Poder Ejecutivo. Recordemos cuando en las primeras horas del 2019 el presidente Vizcarra canceló un viaje oficial en Brasil y retornó al Perú tras el cambio de dos fiscales.

Una vez que llegó el COVID-19 y la cosa se le comenzó a salir de las manos, el presidente optó por culpar a la propia gente de no acatar el aislamiento social. Se atribuyó a los ciudadanos la responsabilidad de la descomunal cifra de infectados y heridos que tenemos hoy. También se apuntó a los críticos de la gestión que no ha traído los resultados esperados. Se disparó a todos lados, en lugar de la autocrítica y la rectificación de los errores cometidos.

El último costal de arena para ser golpeado por el presidente Vizcarra y ganar rédito político, al menos por unos días, han sido las clínicas privadas que por presentar en muchos casos actitudes abusivas y usureras, y con eso ganarse el rechazo de millones de peruanos, jugaron en favor de Palacio de Gobierno. La semana que pasó vimos al mandatario amenazándolas con la expropiación, cuando había otros caminos legales para solucionar el impasse de los precios.

Preocupa esta actitud del presidente Vizcarra. Debería fijarse en su gestión y no en lo que hacen o dejan de hacer los otros. Le falta un año para acabar su mandato y habría que preguntarnos qué otro “enemigo” aparecerá en los próximos meses ¿El nuevo Congreso?, ¿los medios?, ¿los ingleses si demoran las obras en el norte?, ¿los críticos pospandemia?, ¿los asaltantes a los que no se podrá identificar por usar mascarillas? Habrá que esperar a ver con qué nos salen.