La presidenta Dina Boluarte debería hacer al menos tres relevos inmediatos en su alicaído equipo ministerial a fin darle oxígeno a un Poder Ejecutivo desgastado y que no está mostrando los resultados esperados por la ciudadanía. Hay más cambios que se hacen necesarios, pero eso ya sería mucho pedir a una mandataria sin cuadros propios a la que sin duda mucha gente valiosa ni le debe contestar el teléfono cuando la llama a proponerle la jefatura de alguna cartera.
El primero en salir debería ser el titular de Economía y Finanzas, Alex Contreras, a quien hace pocas semanas le estaban buscando reemplazo. Si se mantiene en su despacho, es porque ninguno de los propuestos aceptó el encargo. Además, el caballero es el responsable político de la recesión en que cerramos el año pasado. Él mismo debió presentar su dimisión irrevocable una vez que se dignó a aceptar que estábamos en rojo, algo que intentó negar en todos los idiomas.
Otro que también ha debido irse es el sindicalista con licencia de Petroperú y actual ministro de Energía y Minas, Óscar Vera, quien insiste en mantener vivo con plata de todos los peruanos a ese elefante blanco que hace años está quebrado. Ahora que el premier Alberto Otárola ha dicho que no habrá más recursos para la desastrosa empresa estatal que en los últimos años ha botado la plata al construir una inservible refinería, por dignidad ha debido alejarse del gabinete.
Otra de las “estrellas” del equipo es el ministro del Interior, Víctor Torres, quien se ha hecho el loco con la responsabilidad política que arrastra por la inutilidad de los estados de emergencia dispuestos en algunos distritos de Lima, muy aparte de lo sucedido con los policías encargados del resguardo de la presidente Dina Boluarte y de su familia, a los que incluso les robaron sus armas mientras echaban una siesta en hora de servicio. Todo se lo cargaron al comandante general de la Policía, al que sacaron de la peor manera.
Cuando no dan los resultados esperados o su sola presencia genera desconfianza en agentes económicos e inversionistas a los que se busca atraer para poner a andar la economía, como es el caso del sindicalista Vera, los ministros tienen que ser relevados, salvo que la jefa del Estado quiera hundirse junto con todos ellos cuando aún le faltan dos años y medio de gobierno que no será como el del inepto y corrupto de Pedro Castillo, pero que tiene muchas, demasiadas cosas que mejorar.