Los precandidatos presidenciales ya recorren diferentes regiones del país con el objetivo de medir la temperatura del respaldo popular a sus aspiraciones políticas. Algunos tienen exitosas giras con apoteósicas bienvenidas de sus seguidores, mientras que otros de manera franciscana son recibidos por un reducido grupo de simpatizantes.

La campaña, que comienza a calentarse cada vez más, irá reflejando poco a poco las inversiones que realice cada partido o movimiento político, entendiendo que las mismas consideran otros gastos, como -por ejemplo- la propaganda que contraten en los medios de comunicación.

En los últimos procesos electorales, el tema de la rendición de cuentas siempre fue un problema para la mayoría de partidos, que no supieron justificar la procedencia de los dineros que permitieron financiar las campañas.

Existirán candidatos que gastarán más que otros y eso irá de acuerdo a lo que consigan mediante aportes legales.

La historia nos recuerda de algunos políticos que no argumentaron los gastos realizados y por ello surge la duda de los dineros invertidos, cuyo origen podría ser de actividades ilícitas, como del narcotráfico.

Por ello, son los aspirantes a la Presidencia de la República como al Congreso los llamados a explicar en forma frecuente sobre el financiamiento de sus campañas y entregar sus reportes en forma oportuna a la Oficina Nacional de Procesos Electorales.

El dinero ilegal ha empañado comicios pasados y en esta ocasión se espera transparencia y limpieza en el tema.  

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