A escasos días de la segunda vuelta electoral, el candidato Pedro Castillo sigue sin presentar su plan de gobierno. Solo esbozó un programa cuyos anuncios parecen estar aún en etapa de producción. Luego se dedicó a usar como cliché la palabra “pueblo”, como si esa fuera la respuesta a los problemas del día a día de los peruanos.

Por ello, muchos peruanos se preguntan, no sin angustia, cuándo presentará el candidato de Perú Libre un plan que asegure el desarrollo del país con las garantías básicas de un sistema democrático y el respeto a las leyes que reglamentan su ejercicio. Sin planteamientos serios y apegados a la Constitución, el temor se recicla entre la gente ya que el caos y la precariedad se convierten en un horizonte posible.

Mientras tanto, Castillo enfatiza que es el único diferente a los políticos tradicionales y que sus propuestas son pragmáticas y no ideológicas, algo que se degrada con la realidad ya que no hay lineamientos claros y al final solo le quedará asirse del ideario de Perú Libre, es decir de Vladimir Cerrón.

Hay que recordar que solo vamos a poder ser competitivos como país si el próximo presidente de la República tiene ideas y políticas de Estado claras, se siguen y plasman sin desnaturalizarlas y se trabajan bajo una forma concreta de alcanzar la eficacia. Lo demás es improvisación.