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Casi a diario se informa sobre intervenciones que realizan de manera coordinada personal de la Policía Nacional (PNP) y el Ministerio Público (MP), las mismas que son producto de profundas investigaciones y de ahí que es frecuente escuchar palabras vinculadas a la corrupción: allanamiento, captura, organización criminal, lavado de activos, tráfico de terrenos y otras.

Estas incursiones hasta hace un par de años atrás no eran frecuentes y la percepción pública por dicha inacción de la PNP y MP era de complicidad con lo ilegal.

Es más, la gente percibía que ese dicho popular “Roba, pero hace obra” era normal con las autoridades elegidas y nadie podía sancionarlos de manera ejemplar.

En estas irregularidades estaban implicados ciudadanos que pasaron por cargos públicos y sus robos quedaban impunes por la terrible telaraña de corrupción instaurada en la administración de justicia, así como también por la falta de decisión política para investigarlos.

Ahora, la serie de intervenciones con detenidos en los últimos días en diferentes ciudades del país y donde están implicadas exautoridades municipales y regionales, como aquellas en ejercicio, entre otras, reflejan un cambio para castigar a quienes se aprovecharon del poder para delinquir.

Este trabajo que busca dar con gobernantes y personas corruptos debe continuar con mayor fuerza y decisión. Que se convierta en un mensaje para quienes asumirán cargos de alcaldes y gobernadores el 1 de enero, entendiendo que estarán vigilados, controlados y fiscalizados para que cumplan una gestión honesta.