El presidente Pedro Castillo se está quedando solo, y a este paso, para desgracia del país que tiene en sus manos, tendrá que conformarse con la compañía de sus ministros más incondicionales como Alejandro Silva, José Gavidia y Félix Chero, y el precario grupo congresal llamado Bloque Magisterial, donde brillan legisladores sin roce político, en su mayoría profesores y sindicalistas eternos que ni ha aprobado las muy básicas evaluaciones de docentes.

Cómo será de impresentable el gobierno del presidente Castillo, que hasta el corrupto Vladimir Cerrón y Perú Libre prefirieron irse por su lado y sacaron lustre a su postura opositora apoyando con sus votos la salida del censurado ministro del Interior Dimitri Senmache, el hombre que asegura que nunca dijo lo que sí dijo sobre el paradero del prófugo Juan Silva, el sujeto que si habla o entrega su celular, podría tumbarse el actual régimen hoy pegado al poder con cinta adhesiva.

Por estos días hasta gran parte de la izquierda que llevó al poder el profesor Castillo viene marcando distancia de quien hasta hace poco era “su” presidente, claro, salvo Nuevo Perú, de Verónika Mendoza. Sin embargo, ese respaldo no cuenta. Es más bien un lastre. De qué vale un grupo que ni siquiera existe al no haber podido inscribirse como partido, y que ha salido a pedir públicamente el cierre del Congreso, que no es otra cosa que un golpe de Estado como el que hizo Alberto Fujimori el 5 de abril de 1992.

Lamentablemente la precariedad y soledad del jefe de Estado se traducen en el gobierno que tenemos, el cual es un verdadero mamarracho que en 11 meses ha tenido que nombrar 56 ministros, cada cual peor que el anterior. ¿Qué gestión puede haber? ¿Qué políticas públicas se pueden aplicar? Todos los días matan y asaltan desde motos, y hace dos días han disparado a una mujer en una estación de la Línea 1 del Metro, en San Borja, pero el gobierno del profesor no tiene ni titular del Interior.

Muchos de los que ahora se lavan las manos como Perú Libre y la izquierda, que por poco dicen que a Castillo ni lo conocen, son los responsables de haberlo puesto en Palacio de Gobierno a pesar de su turbio pasado y sus evidentes limitaciones. Son ellos los que han aportado a que el país se esté yendo al barranco de la mano de un régimen de incompetentes y corruptos, amparado en un Congreso que no es capaz de mandar a su casa al peor mandatario de nuestra historia.