El anuncio del presidente Pedro Castillo de observar la ley que ha dado el Congreso para modificar la estructura del consejo directivo de la SUNEDU para incluir a representantes de universidades públicas y privadas, parece un gesto para las tribunas teniendo en cuenta que la bancada oficialista ha dado sus votos para consumar este despropósito.
Lamentablemente, la bancada del gobierno encabezada por Waldemar Cerrón ha sido una de las más entusiastas con esta norma que en cierta forma vuelve a las universidades en jueces y partes en la fiscalización que se debe ejercer sobre ellas a fin de que no terminen estafando, como en el pasado, a padres de familia y jóvenes con la entrega de títulos que en la práctica sirven de muy poco.
La dudosa tesis del propio jefe de Estado, con la que obtuvo el grado de magíster por la Universidad César Vallejo, es una muestra del desmadre que han sido la formación de profesionales en el Perú, una situación a la que no podemos volver.
Ante el malestar que ha generado la aprobación en segunda votación de esta norma, el mandatario ha pretendido subirse al carro de esta sensación y mostrarse como “el salvador” de lo que ha hecho su propia bancada, lo cual parece ser una tomadura de pelo para todos los peruanos y deja en claro que el presidente no maneja a sus congresistas, que más bien parecen responder al líder del partido, el corrupto Vladimir Cerrón.