Hay una información valiosa que no ha tenido mayor repercusión: la última encuesta de Ipsos de septiembre. La aprobación va así: Pedro Castillo sube de 38% a 42%; Guido Bellido sube de 21% a 25%; mientras que Maricarmen Alva desciende de 37% a 33%, y el Congreso, como tal, desciende de 40% a 37%.
Entonces, según Ipsos, la aprobación del Ejecutivo sube. Y si bien, por otro lado, la desaprobación de Castillo se mantiene, porque de agosto a septiembre sube 1%, los números igual traen nuevas lecturas. Por ejemplo, la desaprobación de la presidenta del Congreso sube de 37% a 47%, es decir, 10 puntos. La desaprobación del Congreso desciende de 44% a 49%.
Las encuestas en general, en los últimos días, demuestran además que Lima y las regiones tienen miradas distintas sobre el gobierno. Hay algo que no estamos mirando quienes interactuamos en redes y en medios. Hay una burbuja aquí que creo que debemos advertir.
¿Y por qué debemos advertir esto? Porque justamente necesitamos fiscalizar a un gobierno con sectores antidemocráticos e incluso con simpatías subversivas. Si no nos damos cuenta de los errores que podemos estar cometiendo como opinión pública, la situación podría desencadenar, más adelante, en un espiral que termine por validar a un gobierno que por ahora no es tan popular, pero que de acrecentar su popularidad, podría tener luz verde para ejecutar más de una tropelía.
Insisto en el concepto: necesitamos tener una oposición inteligente y legítima.