Estos días de Semana Santa son propicios para el recogimiento del alma y la meditación, además de la ocasión perfecta para disipar la mente y hacer que reine la reflexión y el verdadero sentido del amor en las acciones de los hombres.

También es momento para las celebraciones religiosas. En las diferentes regiones del centro del país hay una profunda devoción por las actividades de Semana Santa. En Ayacucho, las procesiones se iniciaron la semana pasada, convocando a miles de personas. Ayer en Huancavelica se realizó la tradicional procesión del Señor de los Azotes, que recorrió 40 cuadras.

El Vía Crucis se representa no solo en nuestras ciudades andinas, sino también en zonas de la selva central, como en el Cerro Cañete, en el distrito de Mazamari. Esto genera también gran atractivo turístico.

Huamanga, la llamada ciudad de 33 iglesias, es el distrito del centro del país que más foráneos convoca. Para esta Semana Santa se estima que concurrirán 15 mil turistas; sin embargo, la capacidad hotelera es solo para 4 mil.

La región Junín también tiene gran atractivo, no necesariamente por las actividades religiosas, sino por sus encantos naturales y su gastronomía. Lamentablemente, este año la dificultad para llegar a Huancayo, Jauja, Chanchamayo y Satipo por la Carretera Central es mayúscula. Continúan los cierres de las vías por deslizamientos de cerros y caídas de piedras y rocas.

En el 2016, en Semana Santa, llegaron 34,303 visitantes a Junín, superando en 109% al número de visitantes recibidos en el 2015. Sin embargo, este año las cifras serán menos alentadoras.

A pesar de ello, se espera que el turismo interno experimente un crecimiento mayor al del año pasado.