Lo que viene sucediendo en el Ministerio del Interior y la Policía Nacional es una muestra del poco interés que tiene el precario gobierno del presidente Pedro Castillo en luchar contra la inseguridad en las calles, pues ha optado por colocar en puestos claves a gente cuestionada y paisanos, en lugar de apelar a los mejores cuadros que están en condiciones de aportar, todo con el objetivo palaciego de cuidarse las espaldas ante los serios problemas judiciales que afronta.
Acá el único “criterio” a tener en cuenta es qué tan incondicional se es al presidente con seis investigaciones por corrupción, con una hija-cuñada presa y con parte de su entorno más cercano, a un paso de terminar en un calabozo. Las calificaciones, la experiencia, la honestidad y el bien desempeño es lo que menos importa. Bueno, que se puede esperar de un Poder Ejecutivo manejado por un personaje como Aníbal Torres.
Es evidente que el problema de la violencia en las calles no se inicia en ese gobierno, pero supuestamente una administración llega a tomar las riendas para hacer las cosas bien. Hoy, lamentablemente, la única prioridad que tiene el presidente Castillo es salvarse de la vacancia y luego de la cárcel. El trabajo eficiente para frenar los robos, asesinatos, extorsiones y demás, no está en el mapa. No hay voluntad política para hacer gestión y mostrar resultados.
El gobierno de Castillo cree que poniendo a militares a hacer batidas junto a policías o anunciando que expulsará a extranjeros que hayan delinquido –cuando la ley ordena que tienen que cumplir sus condenas para luego ser echados– va a calmar la violencia. Además, qué tanto se puede lograr con una Policía Nacional afectada por los constantes cambios de comandante general y ministro del Interior, cada uno peor que el anterior.
El manejo del Estado es un desastre. La gestión es un fracaso con tanto incompetente y corrupto. Sin embargo, en seguridad la cosa es especialmente crítica porque el mal manejo cobra vidas a diario, como la de una menor de 15 años que falleció la semana pasada en Sullana tras recibir un balazo para tratar que no le roben su celular. ¿Y dónde estaba el presidente? Colocando a un suyo paisano en la Inspectoría General de la PNP para sancionar a Harvey Colchado.