La última pataleta de Vladimir Cerrón fue algo que advertimos a todos los caviares que aterrizaron en Perú Libre durante la segunda vuelta. Pedro Francke, Sigrid Bazán, Verónika Mendoza, Julio Arbizu, Ronald Gamarra, entre otros que se subieron al carro, ya recibieron su pastilla de “ubicaína” por parte del líder del lápiz. Aunque no han sido declarados ganadores, Cerrón ya proclamó a su títere Pedro Castillo como presidente de la República, mientras el profesor chotano sigue escondido y sumiso.

Aunque ahora algunos colectivos y “opinólogos” piden a gritos apartar a Cerrón. Lo cierto es que la locomotora puesta en marcha para limpiarlo judicialmente, solo es el preludio del ascenso al poder de Vladimir Cerrón. Cualquiera que se enfrente a él o intente marginarlo será sacado del camino, tal como lo hizo en Junín, donde Perú Libre tiene un vasto historial de traiciones.

Cerrón odia a la izquierda caviar, pero los ha usado sin ningún escrúpulo. Son tontos útiles que han cumplido su rol, pero ahora ya no los necesita. Lo sabe bien Verónika Mendoza, que vio cómo Cerrón su burlaba del cáncer que sufría el excongresista de Nuevo Perú, Mario Canzio. El odio y la venganza política es una constante en el líder de Perú Libre y no va a permitir que nadie le arrebate lo que ha conseguido con tantos años de corrupción en Junín, que incluso le costaron su propia libertad.