Una de las cosas que deja muy en claro la huelga de docentes, que aún no llega a su fin, es que la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) y el sistema de inteligencia en general han estado dedicados a cualquier cosa, en los últimos años y meses, menos a advertir al Poder Ejecutivo sobre la huelga y actual conformación del sindicato de docentes, por la manera en que ha sido escandalosamente infiltrado por la banda terrorista Sendero Luminoso (SL).

Es alucinante que cuando la huelga ya tenía casi dos meses, el gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski recién se dé cuenta de que el Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (Sutep), el original, que es manejado por Patria Roja, ya no tiene la fuerza de antes al estar desmembrado por el peso que ha adquirido la facción liderada por Pedro Castillo y otros, a quienes el Ministerio del Interior vincula con el Movadef y SL.

Es surrealista que recién a estas alturas el Ministerio del Interior esté tratando de acopiar evidencias para vincular a Castillo con los grupos de fachada de la banda terrorista, que desde hace años logró dividir al Sutep original de Horacio Zeballos. ¿La DINI y ningún órgano de inteligencia advirtieron la existencia de este personaje? ¿Nadie pudo darse cuenta de que era un elemento peligroso para el país? ¿Quién responde por esto?

Es claro que el gobierno de Ollanta Humala dejó en ruinas a la DINI. En Correo nos encargamos de denunciar los ilegales seguimientos y el armado de expedientes que hacía. Incluso por eso fue censurada la premier Ana Jara. Sin embargo, en un año de gestión la actual administración algo pudo hacer, al menos como para advertir la magnitud que podría tener una huelga de docentes al haberse roto un sindicato supuestamente “unitario”, por acción de una facción radical.

El Gobierno ha estado ciego antes y durante la huelga de docentes, que en gran parte del Perú sigue vigente. La inteligencia sirve precisamente para advertir potenciales riesgos al país frente a determinados escenarios. En nada de eso se trabajó y ahí tenemos las consecuencias. Lo único que queda es esperar que se haya aprendido la lección y que en adelante la DINI y los órganos similares del Estado hagan bien su trabajo. ¿O a qué se están dedicando?