A cinco meses del anuncio de la entrega del primer bono de dinero en efectivo a las familias vulnerables con la finalidad de que afronten el aislamiento obligatorio, el gobierno no ha sido capaz de articular un sistema destinado a evitar que las personas, en su desesperación por tener algo de plata disponible, se aglomeren en los bancos tratando de cobrar ese aporte estatal. Lo vemos en estos días en las afueras de las diferentes agencias del Banco de la Nación.

Parece que en Palacio de Gobierno se cree que con el hecho de anunciar la entrega de un bono en el prime time de las cada vez más escasas presentaciones del presidente Martín Vizcarra, ya se cumplió con paliar las necesidades económicas de la gente. Quizá no se hayan dado cuenta que la plata no llega a todos los que la necesitan y que mientras se forman colas desde las madrugadas en los bancos, corren un gran riesgo de contagiarse y adquirir el COVID-19.

La primera falla es no contar con un adecuado sistema de entrega del dinero. Eso pudo justificarse en marzo o abril, pero ya no en agosto. La segunda deficiencia es que el Estado no está cumpliendo con informar a la población sobre las alternativas que tiene para acceder a ese dinero que es vital en momentos de crisis económica y falta de trabajo. No todos tienen llegada a una página web ni a un celular con una aplicación que les aclare el panorama.

Lo que vemos estos días en los diferentes locales del Banco de la Nación, donde la gente hace cola desde la madrugada y bajo el frío del invierno para cobrar el dinero que les permitiría comer unos cuantos días, es un atentado no solo contra la salud por el riesgo de contagio en medio de las aglomeraciones, sino también contra sus derechos más elementales y su dignidad. No se puede tratar así a los peruanos más vulnerable.

Urge afinar los procesos de entrega de bonos en alianza con el sector privado. Es necesario también informar mejor a los ciudadanos que acceden a esta ayuda escasa, pero importante en estos momentos. De nada vale anunciar al país que se están paliando los efectos de la crisis, si la plata no va a llegar o si su entrega va a ser un calvario y va a implicar más contagiados. Los errores y las deficiencias de marzo, han debido ser corregidos hace mucho tiempo.

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