INeptitud, INdolencia, INactividad, Inconducta… cuantos “IN” más podríamos escribir para calificar a un Estado “INcapaz” que, a pesar del paso de los años, sigue sin poder llevar adelante muchas obras de infraestructura o servicios de calidad a favor de millones de ciudadanos.

Hace poco, alguien me preguntaba qué debía primar en una reforma de la gestión publica y cuales serian los principales problemas que se deberían atender pensando en una verdadera reorganización del Estado, incluyendo la fusión, disminución o reorganización de los 19 ministerios que hoy tiene nuestro país. Entonces, pensaba que es indispensable reducir el tamaño del Estado pero, repotenciando la gestión por áreas, con respeto y observancia de los principios de eficiencia y productividad real. En el Perú, existen casi millón y medio de trabajadores en el sector público, con una alta tasa de rotación en algunos de ellos, que nos lleva a incorporar todos los años a miles de personas sin que tengan la menor idea del trabajo que deberán realizar, sin inducción, sin entrenamiento, sin guía, totalmente a ciegas, esperando que se auto-entrenen por sí mismos y logren, a pesar de todo, efectividad. ¿Hacemos eso en el sector privado? Ciertamente, no.

Es necesario, sin duda, revisar y reducir ministerios y racionalizar personal que se duplica por cientos en varias áreas similares en muchos de ellos (comunicación, asesorías legales, etc). Hay sectores que podrían trabajar juntos, como el caso de los ministerios de Mujer e Inclusión Social, fusionándose en un nuevo que simplemente trabaje la “Equidad” (de todos por igual). Organizar un Ministerio de Obra Pública, sin un sol más de inversión, que herede, aligere y redistribuya presupuesto y responsabilidad de otros sectores para que estos se enfoquen en “gestión” y no en “construcción”. En general, se debería tratar de generar un marco regulatorio, básico, sencillo y mínimo, que permita a los ciudadanos y al sector privado “hacer” y generar crecimiento, empleo y aportar recursos para el desarrollo y redistribución. Deberíamos concebir al Estado como un motor, promotor y estimulador, no interventor.

Es inadmisible, por ejemplo, que habiendo transcurrido 4 largos años, de los S/.25,665 millones de soles asignados a la “Reconstrucción con cambios” del norte del país, solo hayamos sido capaces de utilizar el 37,4% de fondos asignados y, mientras el dinero duerme el sueño de los justos, tengamos a miles de peruanos sin carreteras, sin escuelas, sin postas de salud, sin servicios de drenaje, ¡una verdadera calamidad! ¡Despertemos! INvolucremonos, INvirtamos nuestro tiempo y talento en el desarrollo de nuestro país. Hagamos del Perú, un pais INcreíble en el que todos deseemos vivir.

TAGS RELACIONADOS