Sería bueno que en el Poder Ejecutivo alguien ponga orden con lo que viene sucediendo con las llamadas “cajas chicas” de algunos despachos ministeriales, pues según diversos medios, se viene haciendo gastos absolutamente innecesarios que si bien no implican montos millonarios, sí se convierten en una ofensa para los más pobres de este país.
El escándalo comenzó la semana pasada en el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, a cargo de Hania Pérez de Cuéllar, quien además ha tenido un pésimo manejo de la situación al optar por el silencio y por mandar a su escolta policial a que mantengan alejados, a punta de empujones, a los periodistas que quieren saber sobre estos hechos. Si el suelo está parejo y no se ha usado la plata hasta para suplementos vitamínicos, ¿por qué correrse?
Ahora también se sabe que en el Ministerio de Salud, ese que atiende a los más pobres con múltiples carencias y deficiencias, se usa la “caja chica” para dulces y alfajores que nada tienen que ver con la gestión. ¿Si a los funcionarios les provoca comer rico, por qué no lo hacen con su plata?
La presidenta Dina Boluarte y el premier Alberto Otárola, quien también afronta serios cuestionamientos, tienen que darle una explicación al país y también poner orden en los ministerios donde al parecer, los responsables, están usando plata de todos los peruanos de forma indebida.