¿El presidente electo Pedro Castillo debe aceptar todo lo que Perú Libre le exija? Tal vez no se han dado cuenta, pero el partido le hizo ganar solo el 20% de los votos de la primera vuelta, así que el restante para vencer a Keiko Fujimori responde a otros intereses: el antifujimorismo. Dicho esto, podemos responder con más claridad.

El ala dura de Perú Libre -seguidores de Vladimir Cerrón- reclama una participación más decisiva apelando al ideario de su agrupación. La postura es válida, pero es una miopía política creer que se pueda gobernar sin aliados, ni pactar con quienes piensan diferente. Esa utopía les apartaría de Castillo.

Los izquierdistas moderados -por así decirlo- tienen más amplitud de pensamiento y saben que no hubieran llegado a ganar las elecciones sin un respaldo exterior, ni el rechazo a la excandidata presidencial. Por eso, reunirse con otros agentes políticos no ha sido mala idea, como creen los radicales.

Toca, por lo tanto, convocar y dialogar. Y allí encontrarán, sin duda, a los felones más feroces de nuestra política, a aquellos que ahora proponen darle todo el apoyo a Pedro Castillo, cuando antes propugnaban con el cuchillo en los dientes tumbarse la segunda vuelta. Porque una cosa es con cajón y otra con guitarra.

Sabrán diferenciar entre interés político y coincidir con la ideología partidaria. Y que la madurez democrática conlleva a recibir, incluso, el respaldo de agrupaciones como Alianza para el Progreso, Acción Popular y Podemos Perú, que cuando huelen sangre te saltarán al cuello.

Dependerá solo de Castillo que no sea secuestrado por Perú Libre, y que tenga en claro que ese poco más del 30% de votos que consiguió en la segunda vuelta no es gratis.