Tenemos sobre la mesa los oscuros contratos laborales de Nadine Heredia con Martín Belaunde Lossio que el propio detenido en Piedras Gordas ha dicho que fueron simulados. Están los depósitos de una dudosa empresa venezolana a una agrupación política que aún no existía y los abultados gastos con una tarjeta de crédito compartida con una amiga. Vemos ahora las libretas de la Primera Dama donde se reportan aparentes movimientos de varios millones de dólares.

Sin embargo, para Nadine Heredia y sus ayayeros no hay motivos para dudar ni investigar. Para ellos, todo es una patraña para desestabilizar a un gobierno que, dicho sea de paso, se cae por sí solo y sin ayuda de nadie. Para ellos, todo es una bajeza de políticos coludidos con ciertos medios. Para ellos, qué va, no hay por qué dudar de Nadine Heredia ni de su esposo, pues son los que llegaron para cambiar la política y hacer la diferencia a través de la honestidad como bandera.

Felizmente fue Panorama el que sacó el tema de las agendas y no Cuarto Poder o Canal N; si no, dirían que todo es culpa de la “concentración de medios”. Porque, claro, no hay motivos para dudar de Nadine Heredia. Se corre de una investigación del Ministerio Público a través de un hábeas corpus, pero qué va, no hay por qué sospechar de ella. Belaunde Lossio le pagaba hasta el teléfono celular, pero igual, juran y rejuran que no hay nexo con él y no hay por qué siquiera levantar una ceja.

Y dentro de la pintoresca defensa de la señora Heredia y los suyos, destaca la que ejerció ayer el congresista Teófilo Gamarra, que ha dicho sin ruborizarse que si su jefa se somete a un peritaje grafotécnico, se le estaría haciendo el “juego a la oposición”. ¿Y así no quieren que se dude? ¿Esta gente quiere que aparezca una agenda como la mostrada y que nadie se atreva a pedir una investigación porque es mejor hablar de Qali Warma y Pensión 65?

En las democracias no hay personajes sagrados ni intocables, y menos cuando hay indicios suficientes como para que el Ministerio Público, los procuradores y la prensa hagamos nuestro trabajo -muchas veces desagradable- de escarbar en la pestilencia. Las dudas están sembradas y a la señora Heredia le queda allanarse a las investigaciones y no recurrir a argumentos como los que ha repetido su congresista Gamarra.

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