Mil quinientos millones de niños en todo el mundo deben tomar clases virtuales debido al coronavirus. Básicamente hay que dividir en dos aristas la educación no presencial: la metodología, vale decir la forma en que se dictan las clases, y la parte tecnológica, en donde entra a tallar la conectividad digital y el hardware que los estudiantes deben utilizar, llámese computadoras o tablets.

Todo hace indicar que este año continuará este tipo de enseñanza. Y es un gran reto el que los educandos enfrentan porque hoy las clases dejaron de ser aquellas que se dictan en un salón bajo una pizarra. Tienen que ser más amenas y con interacción entre profesor y alumno. Para ello, existen herramientas como el Google Classroom que sirven para gestionar clases, tareas y calificaciones online sin necesidad de usar papel.

Sin duda, un tema que preocupa de sobremanera es que en la actualidad en América Latina alrededor del 50% de la población no tiene acceso al internet. Solo la mitad de los hogares de la región cuenta con banda ancha fija.

En el caso del Perú, de acuerdo al INEI, solo el 39,3% de hogares peruanos cuenta con internet, pero en áreas rurales esto disminuye a un 4,8%.

Si antes en muchos casos para un niño de nuestra serranía era difícil estudiar porque tenía que desplazarse largos trechos, hoy le será mucho más complicado poder recibir clases virtuales. El asunto no se resuelve poniendo en sus manos una tablet. En esa línea, el Parlamento Andino aprobó un marco normativo en el que se insta a sus países miembros a darle prioridad a la financiación de la mejora de la conectividad para asegurar la educación a distancia.