Consejeros sin pantalones
Consejeros sin pantalones

A estas alturas del partido, la mayoría de Áncash ya no debería indignarse por la clase de autoridades que tiene. Esto con motivo del incremento salarial del presidente regional Enrique Vargas Barrenechea y la dieta de los 24 consejeros regionales.

Digo que la mayoría de ancashinos eligió a este Consejo Regional y las decisiones que tomen sus miembros es también la decisión de los ancashinos. ¿Estamos? Por eso, si este remedo de Congreso quiere subirse los sueldos es porque los pobladores así lo desean. Punto.

Sin embargo, también está la voz de quienes tienen derecho a protestar porque creyeron que votar por el actual Consejo Regional no era lo más adecuado y el tiempo empieza a darles la razón.

Estas autoridades locales creyeron que meter la mano a las arcas públicas era cuestión de tiempo y así lo consideraron el último jueves, cuando entre el bullicio por el ruido político en Lima aprobaron elevar el sueldo del presidente regional encargado Enrique Vargas (de 14,800 a 22,800 soles) y la dieta del consejero regional (3,800 a 5,700 soles).

Tan pocos pantalones tienen los consejeros regionales que ahora que reventó el chupo de la noticia salpicando hasta la capital de la república, ninguno de estos se acuerda de lo que hizo y quiere rectificar su “error”, claro, menos el consejo delegado, que aclara a su conciencia que la votación no se refería al aumento salarial ni de las dietas, sino al presupuesto institucional.

A decir de sus propias manifestaciones, los consejeros regionales se han orinado como niños cuando temen ser castigados. ¿A estos impresentables eligieron los ancashinos para que sean la voz en el Consejo Regional?, ¿con tan poca cosa se conforman para ser representados?, ¿tan mala era la competencia o les gusta sufrir?

Si siguen así, a quienes votaron por el inefable Waldo Ríos, a esos aspirantes a ciudadanos, esperen sentados nomás sus 500 soles y el resto de dádivas prometidas en campaña, que el presidente regional Enrique Vargas y sus consejeros resultaron ser peores que el condenado por corrupción.