Para que un candidato sea ungido presidente de Ecuador debe conseguir en primera vuelta la mitad más uno de los votos del total de los emitidos o el 40% de las preferencias electorales, siempre y cuando la diferencia con su más cercano rival sea de 10 puntos. Al cierre de esta columna, entonces, todo parece indicar que habría segunda vuelta entre el delfín político de Rafael Correa, el joven izquierdista Andrés Arauz, y el exbanquero, Guillermo Lasso, que por tercera ocasión intenta la presidencia de su país.

El que no habría podido celebrar, como quisiera, sin duda, era Correa, que se había convertido, por su activa participación en la campaña, en el verdadero poder de la izquierda ecuatoriana, dada las serias limitaciones de Arauz, que para muchos es un títere del expresidente.

La opción, archiconocida en Ecuador, de Guillermo Lasso, un hombre de derecha y conservador, en la eventualidad de confirmarse su pase a la segunda vuelta, podría contar con una posición de consenso de los diversos sectores ecuatorianos que no quieren saber nada de Correa, a quien responsabilizan de la debacle económica del país.

Pero también es cierto que Correa cuenta con el apoyo de sectores beneficiados por sus medidas populistas en el tiempo en que fue mandatario (2007-2017). También es una posibilidad de que Arauz decida estratégicamente desmarcarse de Correa como lo hizo Lenin Moreno de éste solamente cuando recién accedió al poder en 2017. Lo que no parece variar en Lasso es su posición económica como banquero que fue en gran parte de su vida profesional.

El país con una economía dolarizada que viene siendo impactado por el ajuste fiscal de octubre de 2019, determinado por el gobierno de Moreno, se ha venido pique en los últimos tiempos sobre todo por los letales efectos de la pandemia en todo Ecuador. Los financiamientos iniciales para la reactivación económica, desde que llegó el Covid-19 a la vida de los ecuatorianos, han debido redefinirse sin poderlo conseguir.

Si queda confirmada la segunda vuelta como hemos advertido, está por saber qué decidirá el líder indígena, Yaku Pérez, que habría quedado en tercer lugar, y que es conocido porque no ha profesado preferencias. Veremos qué pasa.

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