GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Las Bambas, importante inversión minera ubicada en uno de los lugares más pobres del Perú, como es el departamento de Apurímac, está en crisis.

Cuando comenzó el proyecto, en 2004, todo era felicidad. Se contrató a 18 mil personas, pero ahora que está en producción solo opera con 4500, lo que ha ocasionado un sinsabor y reclamos entre los comuneros, que ya cuentan con un muerto.

Hemos visto por televisión cómo circula un convoy de 125 camiones repletos de concentrado de cobre todos los días, levantando una gigantesca nube, y las comunidades más cercanas a la carretera vienen sufriendo los embates del polvo.

No estoy en contra de las inversiones. Me queda claro que sin ellas no podemos recaudar los impuestos que sirven para mejorar la calidad de la educación y brindar un mejor sistema de salud, entre otras cosas; pero también me queda claro que una de las minas más grandes del mundo, como Las Bambas, debe saber que puede operar, pero respetando el medio ambiente y sin dañar el ecosistema, pues en la zona vive gente humilde.

Por eso me pregunto: ¿por qué no asfaltan la carretera por donde circulan los camiones diariamente? ¿Por qué no construyen un mineroducto por donde transporten el concentrado en pulpa y cerca de la costa instalan una planta para espesarlo y posteriormente embarcarlo por el puerto?

Ojalá que Martín Vizcarra, que conoce cómo resolver estos problemas, tenga éxito en su nuevo reto.